EN EL año 1953, dos biólogos moleculares, James Watson y Francis Crick, publicaron un histórico descubrimiento que cambió la comprensión científica de la vida e inició una nueva etapa en el campo de la biología. Descubrieron que el ADN tiene forma de doble hélice en espiral. * En la mayoría de las células, el ADN se encuentra en el núcleo. Contiene información codificada, como si fuera un libro; por lo que se puede decir que las células son una enorme biblioteca. ¿Para qué usan las células esa información? Y más importante aún, ¿de dónde salió ese código?
LAS CÉLULAS NECESITAN INFORMACIÓN
Muchos nos hemos preguntado alguna vez cómo se convierte una semilla en un árbol, o cómo de un óvulo fecundado se desarrolla un bebé. También nos preguntamos por qué nos parecemos a nuestros padres. La respuesta a esas preguntas está muy relacionada con la información que contiene el ADN.
Casi todas las células tienen ADN, moléculas muy complejas que se asemejan a una extensa escalera de caracol. En el caso del genoma humano —es decir, la totalidad de nuestro ADN—, esta “escalera” tiene unos tres mil millones de “peldaños” químicos. Los científicos llaman pares de bases a estos “peldaños” porque cada uno está compuesto por dos unidades químicas. En total, el ADN usa cuatro unidades químicas, que se identifican con la primera letra de su nombre: A, C, G y T. * Es como si el ADN utilizara un idioma que tiene un alfabeto de solo cuatro letras. En 1957, el doctor Crick propuso la teoría de que la secuencia, o el orden, de estos “peldaños” químicos es lo que determina las instrucciones del código. En la década de 1960 se empezó a descifrar este código.
Hay muchas maneras de almacenar y procesar información, ya sean imágenes, sonidos o palabras. Por ejemplo, las computadoras almacenan información digitalmente. En el caso de las células, lo hacen químicamente. En este proceso, el ADN es fundamental. Transmite esa información cuando las células se dividen y cuando se reproduce un organismo. Esto es lo que permite que la vida continúe.
¿Cómo usan las células esa información? Siguen las instrucciones del ADN, como si se tratara de un libro de recetas que detallan el proceso cuidadosamente y paso a paso. Pero en vez de que el resultado sea un pastel o una galleta, es una planta o un animal. Además, las células realizan este proceso de forma totalmente automática, lo que lo hace aún más complejo y sorprendente.
La célula de una bacteria contiene información que llenaría un libro de 1.000 páginas
La información genética permanece almacenada hasta que se necesita. Tal vez se utilice para sustituir células muertas o enfermas por otras sanas, o para transmitir características de padres a hijos. ¿Cuánta información contiene el ADN? Tomemos como ejemplo a uno de los organismos más diminutos: la bacteria. El científico alemán Bernd-Olaf Küppers declaró: “Para describir la formación de la célula de una bacteria en términos humanos, diría que el texto molecular llenaría un libro de mil páginas”. Con razón el químico David Deamer escribió: “Uno se queda maravillado al ver que hasta las formas más simples de vida son muy complejas”. ¿Y qué hay del ADN humano? “Podría llenar una biblioteca con miles y miles de libros”, dice Küppers.
“ESCRITO EN UN LENGUAJE QUE PODEMOS ENTENDER”
Según el doctor Küppers, el código del ADN usa un “lenguaje genético molecular” que, como todo idioma, “tiene su propia sintaxis”. Es decir, el ADN sigue sus propias “reglas gramaticales”. Estas reglas controlan estrictamente cómo se redactan y ejecutan las instrucciones del ADN.
Las instrucciones del ADN dirigen la producción de proteínas y otras sustancias que forman las células de las diferentes partes del cuerpo. Por ejemplo, pueden ser la “receta” para producir las células de los huesos, los músculos, los nervios o la piel. El evolucionista Matt Ridley escribió: “Cada filamento de ADN es información escrita en un código de sustancias químicas, una sustancia por letra. Y aunque parezca increíble, el código está escrito en un lenguaje que podemos entender”.
El escritor bíblico David le dijo a Dios: “Tus ojos vieron hasta mi embrión, y en tu libro todas sus partes estaban escritas” (Salmo 139:16). Claro, David usó lenguaje poético. Pero lo que dijo era correcto, como sucede con los demás escritores de la Biblia. Y es que ninguno de ellos se dejó influenciar, ni siquiera un poco, por las creencias mitológicas de la gente de su época (2 Samuel 23:1, 2; 2 Timoteo 3:16).
¿DE DÓNDE SALIÓ EL CÓDIGO GENÉTICO?
Como muchas veces pasa, cuando los científicos logran aclarar un misterio, aparece otro. Esto es lo que pasó con el ADN. Cuando se entendió que contenía información codificada, surgió la pregunta: “¿De dónde salió ese código?”. Aunque ningún humano vio cómo se formó la primera molécula de ADN, podemos sacar nuestras propias conclusiones sin que sean simples especulaciones. Pensemos en el siguiente ejemplo.
En el año 1999, unos arqueólogos descubrieron en Pakistán fragmentos de vasija muy antiguos con símbolos extraños. Hasta el día de hoy no se ha podido descifrar qué significan. Lo que nadie duda es que fueron hechos por un ser humano.
¿A dónde queremos llegar con este ejemplo? La gente entiende que donde hay información, como en el caso de los símbolos en aquellos fragmentos de barro, hay inteligencia. Para llegar a esa conclusión no hay por qué estar presente cuando se crea la información. Sin embargo, cuando se descubrió el código más complejo, el código genético, muchas personas dejaron a un lado la lógica y concluyeron que el ADN surgió al azar. ¿Le parece una conclusión científica y razonable? Hay científicos muy respetados que responden que no. Entre ellos están los doctores Gene Hwang y Yan-Der Hsuuw. * Leamos sus comentarios.
El doctor Gene Hwang se dedica a estudiar la base matemática de la genética. En el pasado creía en la evolución, pero sus investigaciones lo llevaron a cambiar de parecer. “Estudiar la genética —comentó a ¡Despertad!— me ayuda a conocer los mecanismos de la vida, y esto me llena de admiración por la sabiduría del Creador.”
El doctor Yan-Der Hsuuw es el director de investigación embrionaria de la Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología de Pingtung, en Taiwán. También creía en la evolución, hasta que su investigación lo llevó a otra conclusión. Hablando de la división y la diferenciación de las células, comentó: “La célula que se forma debe ser la que se necesita y debe producirse en el orden específico y en el lugar indicado. Primero se agrupan para formar tejidos, que luego formarán órganos y extremidades. Ningún ingeniero sería capaz de escribir las instrucciones de un proceso tan complejo. Pero el desarrollo de un embrión está perfectamente detallado en el ADN. Cuando pienso en lo maravilloso que es este proceso, estoy seguro de que Dios diseñó y creó la vida”.
¿ACASO IMPORTA?
¡Por supuesto! Si Dios es el Creador de la vida, entonces merece el reconocimiento (Revelación [Apocalipsis] 4:11). Además, nos habrá creado con algún propósito especial. ¡No podría decirse eso si fuéramos producto de la casualidad! *
A muchos nos interesa saber la verdad. Es como escribió el profesor de neurología y psiquiatría Viktor Frankl: “La búsqueda por parte del hombre del sentido de la vida constituye una fuerza primaria”. Dicho en otras palabras, tenemos una curiosidad espiritual que necesitamos satisfacer. Esta necesidad solo se explica si hemos sido creados por Dios. Entonces, si somos la obra de un Creador, ¿ha hecho él algo para que podamos satisfacer esa necesidad espiritual?
La respuesta la dio Jesucristo cuando dijo: “No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová [Dios]” (Mateo 4:4). La Palabra de Dios, la Biblia, ha alimentado espiritualmente a millones de personas, les ha ayudado a descubrir el propósito de la vida y les ha dado una esperanza para el futuro (1 Tesalonicenses 2:13). La Biblia puede hacer lo mismo por usted. Este es un libro único. ¿Por qué no le da una oportunidad?
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